S

e está convirtiendo ya casi en una ley cientifíca que se cumple escrupulosamente: El gobierno australiano tiene una tendencia innata para dar la nota. Si hace días publicabamos una noticia acerca de la matanza indiscriminada de 686 koalas, y semanas antes la amenaza al actor Johnny Depp, esta vez lo ha dejado muy claro Greg Hunt, el ministro australiano de Medio Ambiente: «Representan un verdadero tsunami de violencia y de muerte para las especies de Australia».

No se refería a gente como él, sino a los gatos de su país. Según el funcionario, los gatos se están multiplicando de manera injustificada y amenazan la vida de otras especies autóctonas. El gobierno australiano asegura que han acabado ya con 27 especies, y que de no pararlos el número de especies extintas en australia llegará a las 120.

El asunto comenzó en el siglo XVII cuando los exploradores occidentales importaron la especie de gato común en la isla. Con el paso de los siglos, la población se diseminó hasta llegar a un número estimado de unos 20 millones en la actualidad. La polémica está servida.

El plan es «sencillo»: masacrar 2 millones de gatos durante cinco años, hasta el 2.020 concretamente. El método, también sencillo: Trampas, cebos y venenos. El gobierno australiano ya ha advertido a los propietarios de mascotas que no dejen salir al exterior a las mismas,  ya que correrían peligro de intoxicación. También ha insinuado, a través de especialistas como el reponsable de especies amenazadas, Gregory Andrews, que deberían ir pensando en castrar a todos los animales. «No es que no nos gusten los gatos. Solamente que no queremos permitir el daño que hacen a nuestro mundo animal», dijo.

El exterminio será especialmente intensivo en cinco islas y diez zonas personalmente marcadas y declaradas como libres de gatos.

Las voces disidentes ya han salido a relucir. Por una parte, Euan Ritchie, del Instituto de Medio Ambiente de la Universidad de Deakin, ha dejado claro que los métodos usados ni siquiera serán muy efectivos. Sería como matar moscas a cañonazos. «Es mejor utilizar enemigos naturales de los gatos, como los dingos (una especie de lobo) o los demonios de Tasmania», comentó Ritchie. Por otro lado, la conocida activista y exactriz, Brigitte Bardot, ya ha comenzado una campaña de concienciación a través de su fundación de defensa de los animales.

Es evidente que, polémicas aparte, Australia siempre ha tenido problemas de sobrepoblación con numerosas especies, y rara vez ha sabido controlarlo adecuadamente, así que lo único seguro es que Australia va a seguir dando que hablar.

Fuente: Clarín

 

 

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