U
n equipo de investigadores en Estados Unidos descubrió cómo identificar la raza de un perro con sólo ver su ADN, según una publicación científica.
Al examinar los genes de 85 razas de perro, los científicos también han logrado establecer las relaciones entre las distintas razas. Todas ellas pueden clasificarse en tres categorías «modernas» -asociadas con los tipos guardián, pastor y cazador- y un grupo que se remonta a la antigüedad. Este conocimiento detallado, creen los científicos, será de utilidad en la investigación de las causas de las enfermedades congénitas que también afectan a los humanos.
Los perros son modelos muy útiles para el estudio de condiciones genéticas en los seres humanos, porque las dos especies comparten muchos de los mismos desórdenes. Si los genetistas logran identificar qué genes causan ciertos tipos de cáncer en perros, les resultaría más fácil localizar genes equivalentes en los humanos. Sin embargo, para aprovechar al máximo la investigación de genes caninos, los autores del estudio reconocieron que debían establecer las diferencias genéticas entre las razas.
Dirigidos por la Dra. Elaine Ostrander, del Centro Fred Hutchinson para la Investigación del Cáncer en Seattle, EE.UU., los investigadores identificaron sutiles diferencias en indicadores genéticos -llamados sitios micro satelitales- de 414 perros de 85 razas.
Luego hicieron un detallado análisis estadístico de los datos para detectar las diferencias genéticas. Encontraron que las razas tienen diferencias genéticas muy marcadas, teniendo en cuenta que la mayoría de ellas apenas empezaron a aislarse en el siglo XIX, con la creación de los clubes caninos. Se trata de diferencias más pronunciadas que las que se observan entre humanos que han evolucionado en continentes apartados.
El equipo descubrió cuatro grupos raciales. Tres modernos y uno antiguo. En este último grupo hay una gran diversidad de razas como el pequinés, shih tzu y el husky siberiano. Todos relacionados estrechamente con el lobo, ancestro de los perros.
La importancia de esta investigación radica en que sus resultados tendrán gran influencia en las investigaciones sobre las enfermedades congénitas. Es difícil para los genetistas encontrar las causas de una enfermedad en particular, porque no hay suficientes miembros de una misma familia afectados por el mismo mal para dar con los genes «culpables». Pero con los perros de pedigrí, las cosas no son tan problemáticas.
La raza de perros conocida como pointer, por ejemplo, tienden a sufrir de linfomas. Como hay muchos de estos perros que comparten la misma disposición genética, los investigadores tienen varios ejemplares con qué trabajar.
El estudio ayudará a agrupar los perros de acuerdo a su posible susceptibilidad a cualquier enfermedad.
Fuente: BBC