
Imagen M. Martin Vicente
“En un lugar de la Mancha, de cuyo nombre no quiero acordarme, no ha mucho tiempo que vivía un hidalgo de los de lanza en astillero, adarga antigua, rocín flaco y galgo corredor. Una olla de algo más vaca que carnero, salpicón las más noches, duelos y quebrantos los sábados, lentejas los viernes, algún palomino de añadidura los domingos, consumían las tres partes de su hacienda.”
El Ingenioso Hidalgo de don Quijote de la Mancha (Miguel de Cervantes)
A
sí comienza un icono de la literatura española y mi relato de hoy. Para los que no me conocen, mi nombre es Garfield y hoy os vengo a hablar de una de las razas de perros autóctonas en España, los galgos.
Se especula mucho sobre los ancestros del galgo. Algunos lo sitúan en el antiguo Egipto como el perro por excelencia de los faraones. Otros cuentan que proceden de algún perro Vertades traído por los romanos al país y unos pocos le atribuyen su llegada a los celtas.
Fuera cual fuera la teoría de sus orígenes, lo cierto es que esta hermosa raza de perros ha formado parte de la cultura en la Peninsula Ibérica desde antaño, con las primeras referencias escritas a ellos en el tratado romano del siglo II a. C. por Cynegeticus de Arriano de Nicodemia, quien fue cónsul de la Bética.
Coincidiendo con la reconquista en los siglos IX y X, se colonizan extensas áreas en Castilla aprovechando la debilidad musulmana tras el fin del Califato y la disgregación de los Reinos Taifas. León y Castilla rebasan la Cordillera Central y ocupan la cuenca del Tajo bajo el reinado de Alfonso VI. La conquista del reino de Toledo, convirtió a esta urbe en la Ciudad de las Tres Culturas y cuna de la tolerancia, ya que cristianos, musulmanes y judíos coexistían y mantenían sus costumbres. Las grandes extensiones de terrenos baldíos y barbechos producían un incremento de las piezas de caza, consolidándose la tradición a las carreras de liebres con galgos, práctica común tanto entre los musulmanes como los cristianos.
La gran importancia del galgo en esta época suscitaba un gran número de leyes que penalizaban su hurto o muerte, lo que nos hace ver el gran aprecio que se le dispensaba:
Fuero de Salamanca (siglo IX)
Fuero de Cuenca
Fuero de Zorita de los Canes
Fueros de Molina de Aragón (siglo XII)
Fuero de Usagre (siglo XII)
Así el galgo se fue forjando en las llanuras castellanas, tanto en la Meseta Norte (Valladolid, Zamora, Ávila Salamanca, Segovia, Soria, Burgos y Palencia) como en la Meseta de Castilla la Nueva (Toledo, Cuenca, Guadalajara, Madrid, Albacete y Ciudad Real) apareciendo incluso en pinturas murales como la de la ermita de San Baudelio de Barlanga, Soria, las cuales representan una escena de caza de la liebre donde aparecen tres galgos.
También en el Cartuario de Slonza se encuentra la escritura de una donación de heredad en Villacantol otorgada por el Mayor Gutiérrez en favor de Diego Citid, fechada el 3 de noviembre de 1081, en la cual reza la siguiente frase:
«Urso galgo colore nigro ualente caetum sólidos dae argento»
Y por último, otro ejemplo de su indudable presencia, fue y es en el refranero español con dichos como:
De casta le viene al galgo
Al galgo viejo, échale liebre y no conejo
Galgo en repecho, le sobran patas y le falta pecho
La liebre mucho se avanza, pero más el galgo que la alcanza
Pasado el tiempo y ya entrado el siglo XX, se comienza de manera masiva el mestizaje con el galgo inglés, descendiente del español y más rápido, para lograr ejemplares más veloces para los canódromos ingleses. Circunstancia que puso en peligro la pureza de la raza, la cual después de notables esfuerzos de criadores y cazadores se ha conseguido preservar hasta hoy en día.
FEBRERO, EL MIEDO DE LOS GALGOS
En España el galgo se utiliza en la caza mayor en monterías y para la caza de la liebre. En la actualidad es de tipo deportivo, aunque antiguamente se consideraba un acto de prestigio social y un pretexto para demostrar quien era el poseedor del mejor ejemplar.
El galgo mueve en España millones de euros entre aficionados del país incluidos en sociedades galgueras. Se preparan al año centenares de galgos para distintos campeonatos de campo abierto y el asesinato de estos perros tras la temporada de caza es altísimo si sufren alguna lesión que no les permita correr. El abandono de galgos sigue siendo habitual en gran parte de España, principalmente en Andalucía, Extremadura y Castilla-La Mancha, donde se emplea mucho el galgo para cazar. Sin embargo, en el norte del país no hay casos de abandono ni maltrato; al contrario, las asociaciones de esas comunidades se nutren para sus adopciones de galgos recogidos de otras regiones. Podéis ver un precioso documental sobre ellos en el siguiente enlace de nuestra web.
Pese a la antigüedad de la raza, ésta fue reconocida muy tardíamente dándole al galgo inglés, descendiente del español, una mayor relevancia. No obstante y ya avanzado el siglo XXI, el galgo español está consiguiendo alcanzar el puesto que le corresponde entre las pocas razas puras de cánidos del planeta.
CARACTERÍSTICAS
El Galgo Español es un perro de cuerpo fino y ligeramente rectangular, de pecho no demasiado ancho pero amplio, de espalda recta, lomo arqueado y de vientre muy levantado. Tiene la cabeza larga y estrecha y unas orejas insertadas altas, triangulares y con la punta redondeada. Tiene los miembros anteriores finos, rectos y paralelos y los posteriores potentes y bien musculados. La cola, de inserción baja, es muy larga y fina. Se conocen tres variedades de Galgo Español: la variedad de pelo liso, la de pelo largo (casi inexistente) y la de pelo duro. Su capa puede ser de cualquier color.
Aunque el medio natural sea el campo, puede adaptarse perfectamente a la vida de ciudad siempre y cuando haga el suficiente ejercicio. Muchos galgos de ciudad son animales que han sufrido malos tratos o han sido abandonados por no servir para la caza y las carreras, por lo que se adecuan sin problemas a vivir en casas donde los quieran. Eso sí, son perros que aunque soportan estar encerrados, necesitan un jardín en el que poder moverse libremente y gastar parte de sus energías.
Para que el perro esté en plenas condiciones físicas y psíquicas es conveniente ejercitarlo y jugar con él a diario.
En cuanto a su acicalamiento, basta con mantenerlo limpio con cepillados regulares. Es un perro que curiosamente suele lamerse como si fuera un gato.
Lo más importante, es que su cama sea mullida y calentita pues carecen de capa grasa y se clavan los huesos.
ENFERMEDADES
El Galgo tiene una esperanza media de vida de unos 10 años en perros dedicados a montería (se han llegado a datar alguno con 20 años si disfrutan de una vida tranquila), aunque si se lleva al límite su capacidad física se desgasta mucho más de lo normal. Además, esta raza tiene tendencia genética a sufrir ciertas enfermedades o disfunciones, esencialmente la displasia de cadera (mucho más frecuente en los galgos afganos), la torsión gástrica y el cáncer de huesos.
La torsión gástrica, o de estómago, es una de las enfermedades comunes a los perros de razas grandes. Procura servirle la comida en recipientes elevados.
ALIMENTACIÓN
Siempre administra una alimentación de alta calidad, seca, que puedes mojar ligeramente con agua templada. Dales de comer dos veces al día y siempre mantén el peso óptimo para evitar problemas de salud. Por favor recuerda que los galgos se deshidratan con facilidad. Si tu galgo vomita, no come o no bebe, llama a tu veterinario pronto para prevenir un daño irreversible a los órganos por la deshidratación.
Los galgos son en general perros sanos porque han eliminado muchos problemas genéticos por la cría y la selección natural de su capacidad para correr.
Estupendo artículo.
los galgos son para mi de los mas hermosos de todos los perros pero en españa se los maltratan tanto que junto con las corridas de toros creo que uds no tendrian que tener derecho a tener animales