«Es una cuestión ganarse el afecto de un gato. Es un animal filosófico, tenaz en sus propios hábitos, aficionado del orden y la pulcritud, y desinclinado hacia el sentimentalismo extravagante. Será tu amigo, si te encuentra digno de amistad, pero no tu esclavo»

Theophile Gautier

 

 

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ola a todos, mi nombre es Lola y hoy me toca a mi explicaros en que consiste esta enfermedad que nos afecta a nosotros los gatos. A todos los humanos os tiene que sonar la palabra leucemia, palabra que designa un tipo de cáncer que afecta a la sangre y más concretamente a los leucocitos o glóbulos blancos, los cuales se forman en la médula ósea y en el tejido linfático y son los encargados de controlar las infecciones que atacan a nuestro cuerpo.
El virus de la leucemia felina, se aisló en los años 60, pero no es un virus cualquiera sino que pertenece a la familia de los retrovirus y dentro de ella a los oncovirus. En Europa, la prevalencia del virus en gatos sanos se calcula entre un 1- 5%, mientras que en gatos enfermos aumenta a un 13-18%. No obstante, hay una gran variabilidad según los países y otros factores como el hábitat urbano o rural, o el tipo de vida (callejera o doméstica) que lleve el gato. La presencia del virus va desde el 18% de gatos sanos en Italia al 0,7% en Suiza, cifras que aumentan significativamente en el caso de gatos callejeros urbanos. Un estudio realizado por investigadores ligados a la Universidad Complutense en el año 2000 estima en aproximadamente un 15% la prevalencia de este virus entre los gatos domésticos sanos del área urbana de Madrid.


Para que lo entendáis mejor y veáis la diferencia entre virus y retrovirus he de explicaros en que consisten ambos.
Los virus son agentes infecciosos microscópico acelulares que solo puede multiplicarse dentro de las células de otros organismos. Estos pueden infectar tanto a personas como animales, plantas, bacterias y arqueas. Una vez que entran en el huésped inoculan la información a través del ácido nucleico (ADN o ARN) e infectan el organismo en el que se alojan. Un ejemplo lo tenéis en la gripe humana.
Dentro de la familia de los virus existen los retrovirus cuyo material genético se compone exclusivamente de ARN monocatenario y usan una enzima llamada transcriptasa inversa para convertirse en parte del ADN de las células anfitrionas, esto permite que se hagan muchas copias del virus en las células del huésped donde han entrado. Ejemplos de esta clase de virus serían el virus del sida (VIH) en humanos y su análogo en los gatos el (VIF), o la leucemia felina de la que vamos a hablar hoy. El problema adicional que causan los retrovirus es que no solo dañan el organismo huésped sino que modifican su estructura, de ahí su difícil control.
Dicho esto y entrando en materia, la leucemia felina se la puede considerar una enfermedad crónica que no tiene predilección sexual y que nos afecta en un rango de edades que va de 1 a 5 años. Hasta el momento se desconoce que pueda contagiarse a humanos y aunque queda mucho por saber de ella, lo mas importante es conocer como es su transmisión, desarrollo, evolución y tratamiento, aunque lo fundamental sea su prevención.

Esquema virus leucemia felina FeLV

Esquema virus leucemia felina FeLV

 

TRASMISIÓN

 

Hay cuatro puntos clave a tener en cuenta:
Fuente de infección de la leucemia felina: son los animales enfermos en estado de viremia persistente o los portadores asintomáticos en estado de latencia en quienes la actividad viral puede reactivarse.

Puerta de salida de la leucemia felina: es principalmente boca y orificios nasales y en menor medida conducto galactóforo, uretra y ano. También las heridas o punciones se constituyen en puerta de salida.

Vía de eliminación de la leucemia felina: es especialmente la saliva y estornudos, pero también puede el virus ser eliminado por sangre, leche, heces y orina.

Vía de transmisión de la leucemia felina: la más importante es la directa por lamido, mordedura, contacto permanente y por medio del estornudo.
Puerta de entrada de la leucemia felina: sería por las conjuntivas oculares, mucosas nasales y bucal.

Puntualizar que el contagio también puede existir por la vía transplacentaria (de madre a hijo) e incluso una última vía de tipo indirecto a través de elementos contaminados pero que su epidemiología es relativa. A pesar de ser la forma neoplásica más grave del gato, la mayoría de las muertes se producen por infecciones secundarias.

DESARROLLO

 

Virus leucemia felina

Virus leucemia felina

Tras la exposición al virus, pueden ocurrir tres cosas distintas:
Resistencia a la infección: aproximadamente un tercio desarrollarán inmunidad (la posibilidad de que esto ocurra aumenta si son gatos adultos sanos). Pueden tener algún tipo de sintomatología como procesos febriles, inactividad, sueño excesivo… hasta que desarrollen esa inmunidad contra el virus de la leucemia felina. Durante este periodo de expulsión del virus, pueden darse falsos positivos en las analíticas, por lo que deben repetirse entre 2/3 meses después de la primera prueba, para descartar la presencia del virus y verificar la inmunidad y expulsión del mismo de nuestro gato.
Infección regresiva: otro tercio de los gatos que estuvieran en contacto con el virus de la leucemia la eliminarán de su sangre y saliva, pero el virus quedará latente en su médula ósea u otros órganos. Este estado de latencia del virus no se detecta con los test habituales pero existen pruebas veterinarias específicas que lo comprueban. Si el virus se queda latente, puede reactivarse aprovechando un momento de enfermedad y debilidad de nuestro gato. Pero lo más habitual es que jamás dé ningún síntoma durante la vida de nuestro gato o incluso, lo elimine al paso de unos años.
Infección progresiva: otro tercio de los gatos expuestos al virus de la leucemia felina quedarán infectados de por vida. La sintomatología es similar a la sufrida durante la resistencia a la infección pero, en este caso, la repetición de las pruebas analíticas confirmará que el virus ha quedado instalado en nuestro gato (procesos febriles, inactividad, sueño excesivo…). Según estudios, los gatos estarán asintomáticos de entre 2 a 4 años, siendo susceptibles de contagio de otras enfermedades relacionadas con la leucemia felina tras ese tiempo. Sin embargo, la experiencia de particulares con gatos positivos hace que muchos de ellos, viviendo felices en un hogar, sean las “excepciones” a esta norma estadística.

 

ENFERMEDADES FRECUENTEMENTE ASOCIADAS A LA LEUCEMIA FELINA

 

Una vez se activa la leucemia felina (bien gatos portadores que la tenían latente y que debido a una situación de inmunodepresión o estrés la han desarrollado o bien gatos infectados tras pasar el periodo asintomático de la enfermedad) hay gran variabilidad de síntomas y gravedad de los mismos. Los síntomas más frecuentes son fiebre, anemia, inmunodepresión, letargo, inapetencia o pérdida de peso y los trastornos más comunes son:
Neoplasias: linfosarcomas, leucemia linfocítica, enfermedades mieloproriferativas
Mielosupresión: anemia, trombocitopenia, granulocitopenia
Inmunosupresión: Linfopenia, linfocitos anormales, reactivación de la infección latente.
Problemas diversos: digestivos, respiratorios, renales, neurológicos, reproductivos, dermatológicos y enfermedades hematológicas (anemias), neoplásicas (linfomas), dentales (gingivitis), oculares (retinopatías), de origen hereditario (retraso del crecimiento, debilidad), etc.

 

TRATAMIENTO

 

gatitos photo

No existe un tratamiento con medicamentos específico para la leucemia felina. Una buena alimentación, vacunarnos según nuestro calendario, desparasitarnos regularmente, prevenir las exposiciones a otras enfermedades y evitarnos situaciones de estrés pueden ayudar mucho. No obstante existen distintas posibilidades una vez contraída, como los antibióticos de amplio espectro contra infecciones secundarias, análogos de los nucleótidos para interferir en la replicación del virus, quimioterapia contra los linfomas (interferón, ciclofosfamida, vincristina, prednisolona), irradiaciones, transfusiones y transplante de médula ósea… siendo siempre nuestro veterinario el que, conociendo la historia y a vuestro gato, indicará las pautas a seguir con él.

 

TIPOS DE TEST PARA DETERMINAR LA INFECCIÓN

 

ELISA (prueba de inmunoabsorción enzimática). Es el test que se utiliza habitualmente en las clínicas veterinarias. Se realiza en una muestra de sangre del gato (no hay suficiente fiabilidad en muestras de saliva o lágrimas). Este test detecta la presencia de antígeno en la sangre, y puede identificar estadios iniciales de la infección, cuando el gato todavía es capaz de eliminar el virus. Por lo tanto, como no da indicación de si se trata de una viremia transitoria o permanente, un positivo en ELISA deberá confirmarse al cabo de varias semanas.
IFA (inmunofluorescencia directa). Analiza la presencia de antígeno en las células infectadas (linfocitos y plaquetas). Detecta la presencia del virus cuando la infección es ya irreversible, por lo que suele utilizarse para confirmar positivos en ELISA, y no es eficaz para identificar los primeros estadios de la infección.
PCR (reacción en cadena de la polimerasa). Detecta de modo directo el ADN del virus integrado en las células invadidas, en muestras de sangre, médula ósea y otros tejidos. Es una técnica de gran utilidad para detectar infecciones latentes, que pasan desapercibidas con los otros dos métodos. Como contrapartida, es más complejo de llevar a cabo y no se encuentra disponible tan ampliamente con el test ELISA.

 

CONCLUSIÓN

 

Ser positivo no significa que hayamos perdido el derecho a encontrar un hogar, una familia y a ser felices. De vosotros, los humanos, depende informaros bien y no cerrar los ojos a todos esos gatos que necesitan ser adoptados, seamos positivos o no. El ser sanos no nos hace más cariñosos ni mejores.

Existe una vacuna contra el virus de la leucemia felina para proteger aún más a vuestros gatos negativos, sobre todo si van a tener contacto con el exterior o con otros gatos que así lo tengan. La vacunación es la única medida efectiva para la prevención de la infección por FeLV. Existen varias vacunas en el mercado, tanto de virus completo inactivado como de subunidades.

En los últimos años han aparecido las nuevas vacunas recombinantes, más seguras porque no llevan coadyuvantes en su composición, con lo que minimizan el riesgo de aparición de sarcomas postvacunales. Ninguna vacuna llega al 100% de efectividad, por lo que deben asociarse a otras medidas de prevención. En la primovacunación deben ponerse 2 dosis con 3-4 semanas de intervalo, con un refuerzo anual, y sólo podéis vacunar a aquellos gatos cuyas pruebas de diagnóstico den negativas desde el principio.

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