Herodoto (siglo V a.C.)

Herodoto (siglo V a.C.)

 “…Ay de los gatos igualmente si sucede algún incendio, desgracia para ellos fatal y suprema cuita! Porque los egipcios, que les son supersticiosamente afectos, sin ocuparse en extinguir el fuego, se colocan de trecho en trecho como centinelas, con el fin de preservar a los gatos del incendio; pero estos, por el contrario, asustados de ver tanta gente por allí, cruzan por entre los hombres, y a veces para huir de ellos van a precipitarse en el fuego; desgracia que a los espectadores llena de pesar y desconsuelo. Cuando fallece algún gato de muerte natural, la gente de la casa se rapa las cejas a navaja; pero al morir un perro, se rapan la cabeza entera, y además lo restante del cuerpo.

Los gatos después de muertos son llevados a sus casillas sagradas; y adobados en ellas con sal, van a recibir sepultura en la ciudad de Bubastis…”

 

                                                                                             Heródoto (siglo V a. C.)

 

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ola de nuevo. Para los que aún no habéis leído ninguno de mis artículos, mi nombre es Garfield.

Para todos los humanos que sostenéis la creencia de que los gatos éramos divinizados en el antiguo Egipto, ésta, os viene heredada de infinidad de textos antiguos de Diodoro Sículo (siglo I a.C.) ó Herodoto (siglo V a.C.) entre otros. Así como de la gran variedad de relieves en paredes de tumbas y templos. Gracias a este legado clásico, vuestra sociedad actual puede ver la trayectoria histórica de una de las mascotas por excelencia: EL GATO.

En la actualidad, como no podía ser de otra manera, los gatos nos paseamos libremente por las calles de El Cairo. No obstante, esto no fue siempre así. Antes de que nosotros fuésemos unos dormilones y ronroneantes animales de compañía, tendríamos que sufrir una larga conversión desde las marismas del valle del Nilo, hasta vuestros regazos.

El motivo que hizo que este proceso se dilatara tanto en el tiempo fue la difícil domesticación de ese felino por su intrínseco carácter salvaje; siendo sus primeros contactos con campesinos, a los cuales, ayudaban en el control de otras plagas animales como las ratas.Felis Chaus Nilotica

La domesticación del gato salvaje del Nilo (Felis Chaus Nilotica), que vivía entre las matas de papiro, tiene referentes históricos que se remontan a la Época Antigua, con grabados en las grandes pirámides y textos en el Libro de los Muertos.

 

EL SALTO A LA CLASE NOBLE

 

Era ya considerado en el reinado de la XVIII Dinastía como un animal de compañía. Siendo la mas llamativa de la época, la gatita Myt, mascota del príncipe Tutmosis, hijo de Amenofis III. La cual al fallecer fue enterrada en la necrópolis de Menfis dentro de un sarcófago de piedra, que actualmente, se conserva en el museo de El Cairo.

En el sarcófago se puede observar como la gatita se convierte en un Osiris y en su interior junto a la momia se encontraron ushebtis (figuritas mágicas destinadas a sustituir al difunto en las tareas del otro mundo) aunque en esta ocasión tenían cabeza de gato.

Fue la nobleza desde la IV Dinastía, la que ensalzó al gato hasta lo divino, siendo la antigua ciudad de Bubatis (hoy Zagazig en el delta del Nilo) con su infinidad de templos,  el epicentro de culto de la diosa que lo representaba: BASTET. En ella se celebraba la “Fiesta de la embriaguez”, donde se consumía vino en abundancia, se bailaba y se hacia sonar la música para aplacar la ira de la diosa. La cual, según cuenta la mitología, cuando se enfadaba se convertía en una leona.

Necrópolis de Bubatis

Necrópolis de Bubatis

Esta ciudad cuenta con la más extensa necrópolis gatuna del mundo. Sus cientos de miles de momias de gatos eran enterradas envueltas en lienzos de lino puro y sus sarcófagos construidos en madera o bronce con forma de gato. Pero no era la única en Egipto. Las más importantes junto a la de Bubatis, eran la de Saqqara, Tanis, Beni Hassan y Tebas. Alguna de ellas saqueadas a lo largo del siglo XIX para exportar las momias a Europa Occidental y usarlas como fertilizantes.

Tanta era la adoración que los Egipcios profesaban a los gatos, que en el año 525 a.C. les costó la pérdida de la ciudad de Pelusio (actual Puerto Said) bajo el reinado del faraón Psamétrico III.

El rey Cambises II de Persia, hizo dibujar en los escudos de sus guerreros la imagen de la diosa Bastet haciendo que los egipcios intentaran luchar sin dañar las imágenes. Pero el terrible plan no acabó ahí. Los persas capturaron tantos gatos como pudieron y los lanzaron dentro de la ciudad ante la aterrorizada mirada de los egipcios. Semejante atrocidad tuvo como consecuencia la rendición.

 

MAU: LA DIOSA GATA

 

Protectora de los hogares y la vida familiar. Símbolo de maternidad y prónuba de las mujeres durante la gestación. Era considerada hija del dios Ra (el dios del sol)  y destructora de la serpiente Apofis. Un ejemplo muy claro lo encontramos en un grabado en la tumba TT359 perteneciente a Inherkhau (XX dinastía) sita en Deir el-Medina, donde se representa al Gran Gato de Heliópolis con su pelaje dorado en clara alusión al sol, sus largas orejas dirigidas hacia atrás y su boca abierta, enseñando dientes y lengua y su pelo erizado, cortando con un cuchillo a la serpiente que encarna Apofis.

En definitiva, los egipcios adoraban a los gatos como si fueran dioses, pero ¿quien puede resistirse a nuestro adorable embrujo gatuno?

gran gato de Heliópolis

 

 

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